Si bien se trata de un instrumento voluntario, la contratación pública ecológica es una herramienta muy poderosa para el futuro de la economía sostenible por su impacto y efecto ejemplarizante. En España, según datos de la CNMC, la contratación pública supone aproximadamente un 20% del PIB, lo que equivale a unos 200.000 millones de euros anuales. Así, la contratación pública sostenible puede estimular tanto la demanda de bienes y servicios más sostenibles como la eco-innovación en el desarrollo de nuevos productos. Además, existe aún un margen considerable para que las adquisiciones públicas sostenibles logren una buena relación coste-eficacia.
El desafío político actual reside en cómo asegurar que el efecto de la contratación pública ecológica sea sistemático, estratégico y profesionalizado en toda la Unión Europea. Hasta ahora, el potencial de la compra pública ecológica no se ha aprovechado en todo su potencial debido a barreras como las consideraciones de costes a corto plazo, la falta de criterios ambientales establecidos, la limitación en la información y capacitación, y una cooperación en ocasiones no del todo fluida entre distintas administraciones en materia de contratación pública.
En este contexto, unos criterios de compra pública sostenible diseñados adecuadamente, de carácter objetivo y basados en datos científicos, pueden ayudar a los compradores públicos a tomar decisiones informadas y elegir los mejores productos. Dichos criterios garantizarían que todos los productos cumplan con las normas mínimas ambientales, de salud y seguridad.
Al mismo tiempo, se contribuiría a una economía circular en la que se incremente la eficiencia de los recursos y se proporcione el mejor valor para el dinero de los contribuyentes, al tener en cuenta el coste total de propiedad de los productos y no solo el coste de adquisición inicial. También serviría para alentar a la industria a innovar y adoptar compromisos a largo plazo que reduzcan la huella ambiental de los productos y contribuyan a lograr que los lugares de trabajo sean más saludables.
Teniendo en cuenta la gran variedad de productos y servicios adquiridos por las distintas administraciones, el diálogo público-privado es fundamental. Eso sí, debe tratarse siempre de un diálogo basado en datos objetivos, alejado de dogmas, que nos acerque -en lugar de alejarnos- de los objetivos perseguidos por la economía circular.
Helena Herrero
Presidenta de HP para España y Portugal