“El wrapping tiene un futuro prometedor. No hay más que salir a la calle, los rotulistas hemos cambiado el paisaje urbano”
-Me llamo Adela Simón, soy rotulista y me ocupo de la parte de atención al cliente, del diseño gráfico, de la preparación de los vinilos e instalación, en el departamento de rotulación de Decorcar, donde reparto funciones con mi compañero Jorge. También, cuando puedo, publico en las redes sociales tanto trabajos terminados como procesos y temas que me parece interesante mostrar.
-Estudié en la Escuela de Arte de Zaragoza el Bachillerato de Artes y posteriormente el módulo superior de Ilustración. Lo que más me atraía era el diseño, así que he realizado todos los cursos que he podido: Corel, Photoshop, Autocad, y todo lo que me sirviera para dibujar y crear.
¿Cuándo entraste a formar parte de Decorcar?
El mismo año que acabé los estudios. No tenía ni idea de que existiera esta profesión. Tampoco sabía qué trabajo iba a desarrollar, pero acepté sin dudar. Mi suerte fue aprender de los mejores profesionales en las diferentes disciplinas y, como en cualquier empresa pequeña, hacía de todo. De las primeras cosas que recuerdo fue subirme a un andamio a empapelar una rotulación en mascarilla que cubría los laterales de un tráiler. Así empecé: ¡por todo lo alto!
De esto hace casi 30 años. ¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de la rotulación?
La actividad se centraba en el vehículo industrial: camiones, hormigoneras, grúas, autobuses… todo enorme. Se cubrían todas las necesidades de este sector, ofreciendo pintura, aerografía y rotulación.
¿Qué te atrajo de esta profesión que era nueva para ti?
Me asombró muchísimo todo el proceso, tanto la faceta creativa como la parte manual que se requería en su realización y, sobre todo, cómo transformábamos unos vehículos tan increíbles y diferentes a los que estaba acostumbrada a ver. Era muy divertido -y a la vez duro físicamente- trabajar entre andamios y escaleras, instalando piezas enormes que requerían de fuerza, coordinación y destreza.
Has sido testigo de la evolución desde la era del estarcido y la pintura manual hasta la actualidad, dominada por la impresión digital. ¿Cómo ha evolucionado Decorcar?
El diseño gráfico está siempre en continua evolución. La aerografía se utilizaba en decoración de cabinas de camión principalmente, también en paredes de negocios y en ferias. En los vehículos industriales, el objetivo era que se reconociera la marca o la empresa y se pudiera distinguir de la competencia. Así que se buscaba el mejor espacio donde situar el nombre lo más grande posible, se añadían algunas líneas o elementos decorativos y se jugaba con la combinación de colores, casi siempre corporativos. No creas que era tan fácil, cada uno quería que sus vehículos fueran los más modernos, innovadores y llamativos. En cuanto a los autobuses y furgonetas había más variedad, dependía de la línea de diseño del cliente.
“Además de vehículos, he rotulado cosas curiosas como un arco y flechas, máquinas de coser antiguas, estructuras de hierro, cascos, máquinas expendedoras, carruajes de caballos…”
¿Cómo se ejecutaban los proyectos?
Los programas informáticos con los que contábamos eran muy sencillos. El cliente no veía cómo iba a quedar su encargo. Las indicaciones se daban de manera oral, cuatro garabatos en un papel y mucha, mucha confianza en nosotros. Prácticamente todo era pintado, recortando a mano y utilizando cientos de metros de mascarilla y cintas de varios grosores. El proceso era bastante laborioso.
Y llegó el vinilo…
Sí. Costó introducirlo, porque los clientes eran muy reacios. Desconfiaban del material, ya que se podía despegar o podía ser arrancado por cualquiera. Empezamos utilizando el vinilo para los datos en las puertas, y fue un gran avance, porque hasta entonces si tenías que cambiar algo tenías que lijar y pintar la puerta entera.
A su vez, el vinilo fue evolucionando, ofreciendo más prestaciones y también mayor variedad de colores. El boom llegó con la impresión digital. Al principio la resolución era bastante mala, pero también las máquinas han evolucionado y mejorado enormemente.
Siempre hemos intentado estar al tanto de las novedades relativas a materiales, máquinas o técnicas y las hemos ido incorporando a nuestro trabajo. Buscamos innovar, sorprender y, sobre todo, hacer destacar a nuestros clientes. Ofrecemos máxima calidad y garantía absoluta.
¿Cómo definirías la empresa en la actualidad?
Decorcar mantiene el mismo espíritu creativo, mezcla artesanal y de innovación, gusto por el trabajo bien hecho, personalizado y sin prisas innecesarias, que en estos tiempos ya es difícil. Solo trabajamos con materiales de primera calidad, seleccionando el más adecuado dependiendo del trabajo. No tenemos nada estandarizado, cada cliente es diferente.
Uno de los puntos fuertes de Decorcar ha sido la aerografía, una técnica artesanal que ha convivido con las tecnologías digitales.
Durante algún tiempo combinábamos ambas técnicas, pero poco a poco la demanda de aerografía fue disminuyendo hasta ocupar un lugar casi exclusivo en el sector ferial. El vinilo evolucionaba y cada vez ofrecía más prestaciones, haciendo que los trabajos fueran más rápidos y limpios. Y además, si lo querías cambiar, ya no tenías que volver a pintar. La impresión digital acabó ocupando su lugar. Ahora usamos potentes programas informáticos, tenemos acceso a bibliotecas de imágenes con una gran resolución y qué decir de las impresoras, con una resolución fotográfica increíble. Fundamental para nosotros, que solemos trabajar formatos bastante grandes.
El “wrapping” se ha vuelto una tendencia muy demandada en el mundo de los vehículos. ¿Cómo os ha afectado en vuestra forma de trabajar?
Ahora el wrapping está muy de moda, y es que es muy llamativo. A nosotros no nos ha condicionado prácticamente nada, ya hacíamos integrales pintados. De ahí pasamos a hacer envolturas, integrales o parciales, cuando el vinilo ni se laminaba y mucho menos era air free, eso sí que era divertido. Nosotros realizábamos wrapping antes incluso de que existiera el vinilo adecuado para ello.
El wrapping comercial es muy vistoso, puedes conseguir una de las mejores herramientas de publicidad. Tenemos los conocimientos y experiencia necesarios para llevarlo a cabo, de ahí que los límites los marca exclusivamente el cliente. Disfruto mucho diseñando e instalando este tipo de rotulación, es muy creativa y ofrece resultados llamativos, aunque hay que tener en cuenta que el wrapping es sólo una parte dentro del amplio mundo de posibilidades que ofrece la rotulación.
A lo largo de los años, Decorcar ha rotulado todo tipo de vehículos, desde camiones hasta tranvías. ¿Cómo ha afrontado la empresa este desafío?
Decorcar nació para cubrir las necesidades del sector industrial, así que si empiezas por lo más grande y complicado, lo demás no te resulta tan difícil. Recuerdo unos autobuses promocionando Tarazona en los que había que incluir fotografías enormes y espectaculares integradas con la rotulación existente. Este fue mi primer trabajo con imágenes tan grandes; de eso hace ya muchos años, ahora ya hemos normalizado ver fotos en los autobuses.
En cuanto a vehículos, incluidos coches de rally y tanquetas militares, creo que he cubierto de todos los tipos, menos aviones. Recientemente hemos rotulado tranvías de forma integral, un trabajo que me hizo mucha ilusión. Y como cosas curiosas he rotulado, un arco y flechas, patinetes, trofeos, máquinas de coser antiguas, estructuras de hierro, cascos, máquinas expendedoras, maquetas, motos antiguas, carruajes de caballos…
“En Decorcar realizábamos wrapping antes incluso de que existiera el vinilo adecuado para ello”
Decorcar es reconocida por la calidad de sus trabajos y por ser un referente en “branding”.
El branding es el proceso de creación de la identidad de marca de una empresa, respaldado por elementos como logotipo, eslogan, diseño visual... Luego vendría el posicionamiento, propósito, valores de marca. Mi trabajo es mostrarla a través de los vehículos y en eso me he especializado. Es un soporte que tiene sus complejidades, no funciona igual un diseño destinado para un cartel o para redes que para un vehículo.
Lo principal es la comunicación con el cliente, averiguar sus objetivos, la finalidad del vehículo, el público al que le interesa llegar, la temporalidad y el presupuesto aproximado. Si tiene una línea de diseño ya marcada o si, por el contrario, necesita otra. Me documento sobre la actividad y “personalidad” de la empresa y a partir de aquí, desarrollo ideas y propuestas.
Con casi tres décadas de experiencia en un sector tradicionalmente masculino, ¿cómo has visto la evolución del papel de la mujer en la rotulación y el diseño gráfico?
En cuanto al mundo del diseño gráfico, no te sabría decir, hoy en día lo veo bastante igualitario. Y referente a la rotulación, ha evolucionado muy poco, aunque te hablo desde mi sector, que está vinculado a la automoción y transportes, si bien trabajamos para empresas de todo tipo.
A nivel de clientes, como dueños o responsables con capacidad de decisión, la representación de mujeres es mínima, y en estos 27 años no he visto prácticamente ningún cambio. Trabajamos sobre todo con autónomos, pequeña y mediana empresa, y el 99% de los clientes son hombres.
Y mujeres rotulistas, desarrollando el proceso completo de diseño e instalación, conozco muy pocas. A través de las redes sí que veo algo más de representación femenina instalando.
¿Alguna vez te has encontrado con alguna situación que no se hubiera producido si fueras tú un hombre?
Situación como tal no. Sí que me he sentido muy observada y muy juzgado el trabajo que hacía, sobre todo al principio. El principal cambio fue pasar de un entorno como el de una escuela de artes a un taller de hace 30 años, y esto fue duro al principio para mí.
Me han hecho comentarios que pretendían ser graciosos o paternalistas. Clientes desconfiando de mis capacidades por el mero hecho de ser mujer, llegando a explicarme cómo poner o incluso quitar un vinilo. Todo esto ha ido disminuyendo, los tiempos han evolucionado y aunque sigue habiendo algún cliente que le sorprende ser atendido por una mujer, enseguida confían y se dejan asesorar. Creo que mi presencia ha llamado más la atención por el tipo de vehículo que trabajaba: una mujer por encima de grúas y sobre andamios no era muy corriente.
En realidad, lo que me molesta es la falta de respeto hacia la profesión. Entiendo el desconocimiento, pero no la falta de valoración. No ponemos pegatinas, rotulamos vehículos. Ni los diseños salen apretando un botón, ni los vinilos los instalamos como hobby en nuestros ratos libres.
“En realidad, lo que me molesta es la falta de respeto hacia la profesión. Entiendo el desconocimiento, pero no la falta de valoración. No ponemos pegatinas, rotulamos vehículos”
El proceso de trabajo que realizas va desde el primer contacto con el cliente hasta la instalación del vinilo. ¿Cómo llevas a cabo todo este proceso?
Cada cliente es diferente, así que, desde el primer contacto, ya sea en persona, por teléfono o email, intento tener una buena comunicación y obtener la mayor información posible.
Suelo formular una batería de preguntas sobre la empresa, actividad, clientes, imagen que quieren transmitir y ya más concretamente, finalidad del vehículo, usos, temporalidad, presupuesto. Aparte, me documento a través de la web, redes sociales y demás de la imagen pública de la empresa. A partir de ahí, a trabajar. A veces tienes una idea clara desde el principio, otras le das vueltas infinitas. Es un trabajo totalmente personalizado. Indudablemente, aparte de disfrutar de todo el proceso, mi momento favorito es cuando vienen a recoger el vehículo. Normalmente los clientes se sienten sorprendidos y agradecidos. Es muy motivador.
Lo que más me cuesta -y en lo que dedico mucho tiempo- es rotular nuestros vehículos. En esa búsqueda de superación, de sorprender, de crear algo realmente diferente y llamativo, sufro y disfruto a partes iguales, pero creo que los resultados merecen la pena.
Después de casi tres décadas de experiencia, ¿cómo ves el futuro de la rotulación y el diseño gráfico?
El diseño está integrado en todo lo que nos rodea y hay que valorar el buen trabajo y creatividad de los buenos profesionales, creo que en esto hemos avanzado. Y tenemos que tener claro que usar Canva no nos convierte en diseñadores gráficos.
Y en cuanto a rotulación, en su más amplio sentido, tiene un futuro prometedor. No hay más que salir a la calle, los rotulistas hemos cambiado el paisaje urbano, fachadas cada vez más espectaculares, muchas con originales sistemas de iluminación.
¿Cartelería? De todo tipo, formato y sobre toda clase de soportes, ya sean luminosos, vallas, paradas de autobús, lonas de obras convertidas en anuncios gigantes, ¡hemos conquistado todos los espacios!
Y qué decir del transporte público, taxis, autobuses, motos delivery, furgonetas de todo tipo, tranvías cubiertos completamente… Hasta se vinilan los trenes para promocionar ciudades, estrenos de películas o equipos de fútbol.
Además, no podemos olvidar la rotulación arquitectural, no sólo decorando muebles o paredes sino espacios completos y, además, sin obra. El futuro se llama Rotulación.
**Entrevista publicada en exclusiva en la revista AP78 (Nov/Dic 2024)